Foto: El Comercio |
GRACIAS A LA LUCHA DE LOS COMUNEROS Y COMUNEROS DE SACACHUN QUE NO DECLINARON SU LUCHA POR MAS DE 50 AÑOS, Y GRACIAS A LAS PERSONAS Y AUTORIDADES QUE APOYARON SU CAUSA JUSTA, EL DIA DE AYER 15 DE JULIO DEL 2011 SAN BIRITUTE SALIO DE SU ENCIERRO Y HOY 16 VOLVERÀ A DONDE PERTENECE, DE DONDE NUNCA DEBIO SALIR.
La comuna de Sacachún, y toda la provincia de Santa Elena tienen hoy un dìa de fiesta. El monolito San Biritute (Santa Virtute) regresa al poblado de donde fuè arrebatado 59 años atràs.
El dìa de ayer en Guayaquil , justo en el lugar en la calle donde fuè colocado por casi 40 años se hizo la entrega a los comuneros, y luego, en el Museo Municipal de Guayaquil, donde permaneció los últimos 19 años, se firmò el documento que selló la entrega del monolito, por parte del Municipio. Hoy desde las 10 am comenzarà una peregrinación con el monolito que recorrerà las 3 cabeceras cantonales de la provincia: Sta. Elena, La Libertad y Salinas para luego ir hasta Sacachún, .
Dionisio Tigreros, presidente de la comuna Sacachùm y en nombre de su pueblo, agradeció al alcalde Nebot “por su predisposición de devolver a San Biritute, causa por la que su pueblo viene luchando muchos años”.
Un grupo de técnicos y arqueólogos del INPC, realizó inmediatamente el desmontaje de la figura de piedra, cuyo peso es de una tonelada aproximadamente, proceso que les tomò cerca de dos horas hasta colocarlo sobre una urna base de madera para su correcta movilizaciòn.
El monolito de piedra marina, perteneciente a la cultura Huancavilca y que es parte de las creencias ancestrales, permaneció su ùltima tarde y noche en Guayaquil en el Centro Cultural Simón Bolívar ( Malecón 2 000).
Esta mañana, a las 10 am inicia su viaje de retorno.
¿QUIEN ES SAN BIRITUTE?
Cuando Carlos Zevallos Menéndez lo descubrió, al mirar al tótem fálico, exclamó en un latín popular "Santa virtute", lo malo que la gente escucho San Biritute.
"Ya, no te preocupes, solo pídele a Dios, El te va a hacer caso, El lo entiende todo". Todos los habitantes de este planeta, de una manera o de otra invocamos a diario a ese ser superior, fuerza mágica o simple voluntad, para hacer nuestras vidas más llevaderas. Estas ideas y concepciones humanas tienen las más de veces una representación física que tiene carácter de religiosa y de sacra, esto es un hecho general para el hombre y para las sociedades.
Pero, ¿qué sucede el momento en que la representación de esta espiritualidad tanto individual como social es arrancada del seno del pueblo que la creó? Esto fue lo que sucedió en la década de 1940 con una pequeña comunidad en la Península de Santa Elena de nombre Sacachún. En esta comunidad existió desde el siglo pasado, una figura que consistió en un hombre tallado en una piedra marina, el cual tenía un gran pene que estaba señalado por uno de sus brazos y rodeado por el otro.
Cuentan los habitantes de esta pequeña comuna, que se realizaban ritos a la lluvia los cuales consistían en golpear con una correa o látigo al ídolo, mientras las mujeres realizaban una serie de actos de dolor por la mutilación de la deidad. También se sabe que hubo celebraciones de difuntos por medio de ritos que se ofrecían a San Biritute el 2 de noviembre de cada año.
La comunidad Sacachún tenía la figura en el centro del pueblo, y como producto de la colonización de la sociedad occidental y de la Iglesia Católica, en este sitio había también una cruz de madera; aquí se evidencia de la mejor manera el sincretismo entre dos pueblos, el contacto cultural que vivieron y que siguen viviendo las culturas de nuestro continente.
Luego pasaría lo increíble. Bajo órdenes del entonces alcalde de Guayaquil, Carlos Guevara Moreno, y con ayuda de la fuerza pública se separó a San Biritute de su lugar de origen, de su
pueblo y de la gente que a diario lo adoraba y lo veneraba.
Nunca hubo conformismo ante estos hechos por parte de los comuneros de Sacahcún, es más, se reclamó a las autoridades pero no se tuvo respuesta alguna.
Lo más terrible de todo fue que San Biritute fue colocado en la Avenida 10 de Agosto del centro de Guayaquil sin que nadie pudiera darse cuenta del valor que tenía, cuantos caminantes por allí pasarían sin siquiera alzar la vista y hacerle una reverencia o siquiera una mueca al ídolo de piedra.
Pero la memoria vale más. Desde esos días la vida en Sacachún cambió, el campo antes verde y pródigo se volvió opaco y seco. La lluvia se alejó de la Península, y la miseria y la pobreza fue invadiendo a los habitantes, muchos de los cuales se alejaron para siempre de su tierra.
Pero lo que nunca sucedió fue que el olvido llegara a Sacachún, se mantuvo vivo el recuerdo en sus habitantes y se pensó siempre en el día en que su ídolo volvería. Talvez el recuerdo colectivo mantuvo viva a esta comunidad hasta el presente año en el que,
luego de más de 40 años de espera, se decidieron viajar a Guayaquil y pedir se devuelva a su señor principal, a solicitar que no se lo tenga más fuera de su casa, ni de su gente.
Acudieron al Museo Municipal de Guayaquil y pidieron a su director la devolución. En un principio pareció la idea más acertada, pero por causa de la presión impuesta por grupos
conservadores que piensan que devolver a San Biritute a su pueblo es volver a tiempos primitivos, no se puedo entregar el ídolo a los sacucheneños.
Paco Cuesta, director del mencionado museo, es quien mantiene bajo su responsabilidad a San Biritute, afirma que regresar el ídolo a su gente es lo más acertado, y así lo ha expresado
públicamente: "a la comuna Sacachún se le privó de esta deidad en un acto de intolerancia, de irrespeto y de inquisitoreal ignorancia evangélica".
Pese al criterio ético demostrado por quien tiene a su cargo a San Biritute, este todavía no ha sido devuelto, y lo que es peor, existen muy serias intenciones de convertir a la deidad en una
pieza de museo, una pieza encerrada en una sala de la que no podrá salir nunca, y nunca tendrá libertad para hacer llover o para evocar a los antepasados de los Sacachuneños.
Y a propósito de los 500 años, ¿no sería más justo devolver a San Biritute a sus verdaderos dueños? ¿o es que todavía pensamos que la diferencia entre culturas es inaceptable? Reconocer la pertenencia de este ídolo de piedra a su pueblo será un acto que va más allá de la justicia, será reconocer que existen diferencias entre los seres humanos y que la paz que todos anhelamos se construye todos los días.
San Biritute fue encontrado en el cerro "Las Negritas", centro probablemente de ceremonias muy importantes, junto a ocho esculturas de piedra, de 8.55 mts, y con una circunferencia de
1.47 mts, en su parte más ancha. Son esculturas de hombres y mujeres desnudos.
Refiere la historia, señala Wilson Cueva Roma, en Matapalo, que San Biritute fue sacado en 1869 y desde 44 años es traído "entre dos colchones" por hombres uniformados que lo "enterraron" en la que se llamaría Avenida de los Dioses (avenida 10 de agosto), después pasó a las bóvedas del Museo Municipal; se dice que fue cercenado su miembro viril en "homenaje a la moral social, ya que iba a estar a la vista pública.
Pero hay algo realmente lamentable, dice Cueva, el no darse cuenta el gran conflicto que se produjo, ya que no se quitó a un ídolo "se castró a un pueblo" que ha vivido por centurias
produciendo los granos de su supervivencia por intermedio de él.
San Biritute, era "castigado" para que vinieran las lluvias, interesante actitud que nos hace recordar la vida sexual, la eyaculación es el poder de fecundar, de producir, igual que lo
hacen las aguas con la tierra, les da vida a los que viven en ella; a más de que el agua es el símbolo de lo inconciente, psicológicamente quiere decir "espíritu que se ha hecho
inconciente".
Esto confirma, indica el presidente de la Asociación Ecuatoriana de Psiquiatría e integrante de varios organismos afines, que el culto de la fecundidad de la tierra y de la humana, era una forma de expresión de su "impotencia" ante las fuerzas sobrenaturales a las cuales no podían manejar y que tenían que encontrar algún medio que les permita disminuir su ansiedad y lograr la permanencia vital."
Publicado el 09/Octubre/1993 en Diario HOY