Quema de años viejos. Una propuesta diferente.
Aunque podría ser considerado algo muy divertido o parte de la cultura de Ecuador, lo cierto es que en esta fecha se incrementan los incendios y los heridos por quemaduras. "Como paramedico he observado lo horrible que es ver a familias quedarse sin hogar, personas que pierden sus manos o con severas quemaduras en todo el cuerpo, moribundos agonizantes y familias con dolor deseando que nunca hubiese pasado o deseando ya no verle sufrir", expresa Richard Pizarro, paramédico.
Esto, sin contar el tema de la contaminación. Francisco Plaza, de la Fundación contra el Ruido, Aire contaminante y Tabaquismo (Funcorat), asegura que el dióxido de azufre, generado por las quemas, acentúa el asma, las alergias y la conjuntivitis; pues se desprenden gases nocivos como monóxido y dióxido de carbono y hasta plomo”.
Una camareta, por ejemplo, tiene gran cantidad de mercurio, los diablillos desprenden fósforo blanco. que al entrar en combustión generan humo , que son absorbidas por el sistema respiratorio y que pueden alojarse en los pulmones.
Según un estudio elaborado hace dos años por Funcorat, luego de la quema de los años se forma una nube que en Guayaquil demora en diluirse entre 15 y 20 días. Y en Quito demora aproximadamente un mes.
Dado que la quema de monigotes es un acto simbólico que produce terribles problemas ambientales y sociales, el EcoClub de ESPOL propone otro acto simbólico mucho menos contaminante y que no atente a la seguridad de los ciudadanos. Nuestro acto simbólico se inspira en la técnica de reforestación conocida como Nengo Dango.
Nengo Dango, es un método de reforestación desarrollado por Masanobu Fukuoka. Consiste en la fabricación de bolas de arcilla rellenas de semillas y compost. Una vez secas, se lanzan en la zona elegida sin ningún criterio. Cuantas más, mejor.
Fukuoka habla de la "cultura del no hacer", es decir, de dejar a la naturaleza decidir qué plántulas sobrevivirán y cuáles no. Nuestra propuesta es: Que cuando las familias, compañeros de trabajo o grupos de amigos celebren el fin de año, en vez de quemar un monigote, todos sus miembros se dirijan a una arboleda, bosque o parque de la ciudad y elijan un árbol de su predilección. Aquel árbol representará el nuevo año que va a comenzar. En las ramas del árbol seleccionado, cada integrante de la familia va a colgar pequeños carteles que representan los deseos y metas que esperan cumplir en este nuevo año.
Previamente, cada persona debe de haber hecho la mayor cantidad de nengo dangos que puedan (mínimo doce, por cada mes del año) con semillas de árboles nativos del lugar. Cada integrante debe de colocarse a una distancia de 3 metros del árbol y empezarán a tirar los nengo dangos tratando de darle a los cartelitos.
Si el nengo dango lanzado golpea el cartelito, a la persona que lo lanzó ese deseo le será cumplido el próximo año. Si no le da, puede intentarlo de nuevo con otro nengo dango que haya fabricado y mientras más nengo dangos fabricados es mejor, son más oportunidades de hacer que nuestros deseos para el año venidero se cumplan. De esta forma si uno falla en su tiro, al menos está ayudando a reforestar un área verde.